lunes, 26 de abril de 2010

Errores

 

Y una vez más te destrocé
rompí en millones la salada
verdad de tu alma.

Así también hice añicos
otra parte de mi.
Ignorancia tan grande,
puerco espín vacilante
que no alcanza la distancia justa.

Tenia que besarte, y te dí un cachetada;
era tiempo de enredarnos en las sábanas
y las teñí de rojo mientras te clavaba
el puñal.

Mis pensamientos, mi vida, mi espíritu
clamaban por un abrazo
y te empujé tan lejos como pude,
escupiéndote. por las dudas fueras a volver.

No estoy más que donde debo,
no tengo más que lo que merezco,
y soy tan austero como busqué.

Porque la única manera
que encuentro de no romper promesas,
es no haciéndolas.
Porque hay otros brazos que te esperan
y saben más que yo.

Y el rencor, y la ira, y la envidia;
Y el dolor, y la angustia y el mal:
todos comen apresurados de mis entrañas,
torturando cualquier paso que doy.

Amordazado con cadenas,
sin embargo las manos me alcanzaron
para los latigazos.
Son otros los sueños que no encuentro,
barridos por gélidos soplidos.

No ser amado, tanto inútil temor,
vengan, vengan cerca, un poco más
si quieren sentir el castigo de estas corrientes.

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