domingo, 1 de agosto de 2010

Caminos



El tiempo se carga de nostalgia
la humedad, el calor, se vuelven insoportables
la comida me sabe mal, tan mal
y todo esto ya no lo registro.

Mis sentidos vagan anonadados
como en el cuerpo de alguien que fueron alguna vez
sueñan recuperar lo que no saben
si alguna vez perdieron.

Mas aún, siquiera saben lo que quieren recuperar
buscan desesperados en la multitud
quieren reflejarse en los miles de espejos
de esta ciudad
¿Y que es lo que encuentran?
Murmullos, susurros, voces opacas,
ojos apagados que deslumbran sin decir nada

¿Qué buscan mis amigos?
¿Qué quieren encontrar, que no diga presente
en su densidad interior?
¿De que se trata tan vano esfuerzo
con el que especulan alcanzar
una cima que no se ve?

Es que acaso quieran, intento entenderlos,
atrapar en el presente una vida que ya no es.
Ay! Cuan doloroso gozo se les dibuja
en los frescos días grises.
Que bálsamo es para ustedes
el abrazo de la noche.

No mencionemos hoy, el disfrute atroz
de la soledad entre la marea de los hombres.

Vivo el solapado deleite de encontrarlos a solas
dejarlos explorar como el más tierno infante
sumido en su ímpetu investigador.
Cuanta fuerza le faltan a mis palabras
cuando desean mencionarlos.

Tanta potencia sin acto
con textos aturdidos
que ignoran su camino
y su final.

Sigue buscando alma mía
encuentra coherencia donde no la hay
fuerza las frases, quiebra las oraciones
y libera el mar del que soy capaz.

Porque lo oculto me consume,
lo que no se comunicar
pasea como un tigre enjaulado,
mordiendo los barrotes
que le impiden la libertad.

Voces que me asfixian desde dentro
sentidos que me ahorcan por fuera
y en mi cara, un gesto, una burla,
frente a frente con los otros.

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